Bautizado en el artículo López-Gil JF et al., Front Cardiovasc Med, 2025, el síndrome de Gulliver es un concepto clínico propuesto para describir la coexistencia de múltiples factores de riesgo cardiovascular levemente elevados que, en conjunto, aumentan significativamente el riesgo global de enfermedad cardiovascular.
Inspirado en la metáfora del personaje de Jonathan Swift, el síndrome refleja cómo pequeños factores aparentemente inofensivos pueden, al acumularse, generar una gran carga de riesgo que a menudo pasa desapercibida en la práctica clínica.
Definición y criterios diagnósticos.
El síndrome de Gulliver se caracteriza por la presencia simultánea de al menos cuatro factores de riesgo cardiovascular en rango limítrofe, que de manera conjunta incrementan el riesgo total.
Los criterios obligatorios incluyen:
1- Circunferencia de cintura: (90-101 cm en hombres o 80-87 cm en mujeres).
2- Presión arterial sistólica de 121-139 mmHg o diastólica de 81-89 mmHg.
3- Glucemia basal: 101-125 mg/dL.
4- Colesterol no-HDL: 130-189 mg/dL.
Factores adicionales como sedentarismo, tabaquismo, estrés y dieta inadecuada pueden actuar como amplificadores del riesgo.
Caso clínico ilustrativo.
El artículo presenta el caso de un varón de 52 años con varios valores ligeramente anormales (presión arterial 128/84 mmHg, glucemia 106 mg/dL, colesterol no-HDL 172 mg/dL, cintura 96 cm).
Aunque, individualmente, estos factores no justifican tratamiento en conjunto lo ubican en un riesgo cardiovascular moderado-alto según SCORE2.
Sin embargo, no se inicia intervención terapéutica, ejemplificando la ‘inercia terapéutica’ que el síndrome busca combatir.

Fundamento teórico y fisiopatológico.
Diversos estudios longitudinales han mostrado que el riesgo cardiovascular se acumula de manera progresiva incluso con elevaciones subclínicas. Pequeños aumentos de glucosa o presión arterial generan disfunción endotelial, rigidez arterial e inflamación crónica.
El síndrome de Gulliver identifica a individuos con riesgo difuso y bajo grado de alteración metabólica, ayudando a intervenir tempranamente sobre las cargas subestimadas de riesgo.
Implicaciones clínicas y sobre políticas de salud.
La inercia terapéutica —falta de acción ante anormalidades reconocidas— es frecuente en pacientes con valores limítrofes. Nombrar y definir el síndrome de Gulliver busca aumentar la conciencia clínica y fomentar la utilización de herramientas de riesgo compuesto como SCORE2 o ASCVD. Se recomienda una intervención multifactorial, con énfasis en cambios de estilo de vida y, cuando corresponda, estrategias farmacológicas como la ‘polypill’. El concepto se alinea con la iniciativa Life’s Essential 8 de la American Heart Association, que promueve una visión integral de la salud cardiovascular.
En resumen…
El síndrome de Gulliver sintetiza una realidad clínica común pero subestimada: la suma de alteraciones leves que, si no se abordan, conducen a morbilidad y mortalidad significativas.
Su reconocimiento formal podría reducir la inercia terapéutica, fortalecer la prevención y mejorar los resultados a largo plazo.
Se requiere investigación adicional para cuantificar su prevalencia e impacto, así como su incorporación en la educación médica y las guías clínicas.
Bibliografía.
López-Gil JF, Abellán-Huerta J, Abellán-Alemán J. The Gulliver syndrome: a conceptual framework to address therapeutic inertia in patients with borderline cardiovascular risk profiles. Front Cardiovasc Med. 2025 Aug 14;12:1652447.
Dr. Antonio Alfonso García.
- Médico y Farmacéutico.
- MIR de Medicina Interna.
- Graduado en Nutrición Humana y Dietética.
- Graduado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos.
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2 respuestas a «El síndrome de Gulliver.»
Un artículo que ya era necesario por la tan común inercia terapéutica en casos así. Muy original el empleo de la metáfora de Gulliver. Mis felicitaciones a los autores y a ti por hacernos llegar este artículo resumido y traducido.
Totalmente de acuerdo Arturo. Tanto los profesionales sanitarios como los propios pacientes subestiman la suma de pequeños factores de riesgo cardiovascular que, a la larga, causan tanta morbimortalidad.